Los mandatarios de Panamá, México y Canadá salieron al paso en las últimas horas a las polémicas declaraciones expansionistas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien el martes, durante una rueda de prensa en Mar-a-Lago, Florida, no descartó el uso de la fuerza militar o económica para recuperar el control del Canal de Panamá y la isla de Groenlandia.
Además, Trump -que tomará posesión del cargo el próximo día 20- propuso renombrar el Golfo de México como "Golfo de América" y volvió a arremeter contra México, Canadá y Dinamarca en una serie de comentarios que han sido interpretados como injerencistas, toda vez que amenazan la soberanía territorial de estos países.
Panamá reafirma la soberanía del Canal
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Las declaraciones de Trump han desatado un rechazo unánime en la región, reforzando los lazos de solidaridad entre los países afectados y destacando la importancia de la soberanía frente a cualquier presión externa.
El canciller panameño, Javier Martínez-Acha, rechazó enérgicamente las declaraciones de Trump, afirmando que la soberanía del Canal de Panamá es una "conquista irreversible" y "no negociable".
Martínez-Acha insistió en que "las únicas manos que controlan el canal son panameñas y así seguirá siendo".
Las declaraciones se producen tras acusaciones de Trump sobre supuestos peajes excesivos y control chino del canal, argumentos que Panamá ha desmentido repetidamente.
Además, recordó que el canal es administrado exclusivamente por Panamá desde el traspaso pactado en los Tratados Torrijos-Carter en 1999.
En solidaridad con Panamá, la Asamblea Legislativa costarricense aprobó una moción que condena las "amenazas intervencionistas" de Trump.
El diputado Antonio Ortega describió las declaraciones del presidente electo como "terriblemente injerencistas" y enfatizó que la soberanía de los países de la región no está en juego.
"¿Por qué no le llamamos América mexicana?"
Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, respondió con firmeza e ironía a la propuesta de Trump de renombrar el Golfo de México como "Golfo de América".
"Obviamente, el Golfo de México es reconocido con el nombre por Naciones Unidas, pero ¿por qué no le llamamos América mexicana? Se oye bonito, ¿verdad que sí?", señaló Sheinbaum mientras mostraba un mapa de 1607 que ya registraba el nombre original del golfo.
También calificó a Trump de "malinformado" al acusar a México de estar controlado por los cárteles y desestimó las amenazas de imponer aranceles al comercio si no se frenan la migración y el tráfico de drogas.
El impacto de las declaraciones de Trump también llegó a Canadá, donde líderes políticos y funcionarios reaccionaron con indignación. El primer ministro Justin Trudeau -quien acaba de renunciar al cargo que sigue ejerciendo en funciones- fue tajante: "Jamás, pero jamás, Canadá será parte de Estados Unidos".
En tanto, la ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, calificó los comentarios como una "falta absoluta de entendimiento" de lo que define a Canadá como nación fuerte, mientras que el ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc, señaló que lo que inicialmente pareció una "broma" en una cena en Mar-a-Lago ahora se ha convertido en una amenaza seria.
"Canadá no será el estado 51"
Por su parte, el líder de la oposición, Pierre Poilievre, rememoró los sacrificios de Canadá como aliado de Estados Unidos y dejó claro que el país no se convertirá en "el estado número 51".
Aunque Dinamarca no se ha pronunciado oficialmente, las declaraciones sobre la isla de Groenlandia fueron percibidas como una reiteración de las intenciones de compra que Trump manifestó durante su primer mandato.
En aquel entonces, la propuesta fue rechazada con firmeza, calificándola como "absurda" e "inaceptable". Las nuevas amenazas de coerción reavivan tensiones pasadas y fortalecen la percepción de Groenlandia como un territorio no negociable.
En tanto, la Comisión Europea (CE) y potencias continentales como Alemania y Francia se opusieron firmemente este miércoles a las pretensiones del presidente electo estadounidense de anexionar a su país el territorio autónomo danés de Groenlandia, sin descartar para ello la coerción económica, incluso militar.