CIUDAD DE MÉXICO — Sin mayores sorpresas y con unas restricciones de tiempo que le restaron dinamismo se dio el primer debate presidencial en México, dominado por la pugna entre la opositora Xóchitl Gálvez y la oficialista Claudia Sheinbaum, que se mantiene como favorita en las preferencias electorales. No se prevé que su liderato se vea afectado luego de la confrontación.
Sheinbaum, candidata del partido gobernante Morena, abrió el debate con una felicitación a los diplomáticos mexicanos que regresaron al país, “por su valentía” ante los momentos de tensión vividos en Ecuador, tras la irrupción a la fuerza de la policía en la embajada mexicana en el país sudamericano.
De inmediato, aprovechó para atacar a su adversaria asegurando que durante el debate se contrastarían dos proyectos: "El de regresar al pasado de la corrupción y el que significa avanzar con la transformación”.
El candidato Jorge Álvarez Máynez, el segundo en participar, comenzó presentándose. Precisamente, los analistas apuntaban a que el debate sería su oportunidad para darse a conocer, ante la ventaja que le llevan las otras dos aspirantes.
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El tercer turno de palabra le llegó a Gálvez, que dirigió un primer ataque a Sheinbaum, a la que identificó como “una mujer fría y sin corazón” por no prestar atención a las familias que se quejan del desabastecimiento de medicinas. Dijo, además, que solo “viene a ofrecer que sigan los abrazos a los delincuentes, que siga la falta de medicamentos”.
También le recordó el colapso en una línea elevada del metro capitalino en el 2021 durante su gestión frente a la Alcaldía de la Ciudad de México, que dejó 26 muertos, y aseguró que el accidente se dio por falta de mantenimiento. “Era tu responsabilidad”, achacó a Sheinbaum más adelante, señalándola de negligencia.
La oficialista respondió a los señalamientos de Gálvez acusándola de mentir y de haber incurrido en corrupción cuando fue alcaldesa en un municipio capitalino al otorgar de manera irregular algunos permisos de construcción.
Las dos aspirantes que encabezan las encuestas de intención de voto cruzaron constantes reproches, sobre todo, en el ámbito de la corrupción, mientras el tercer candidato, Álvarez Máynez, dirigía en menor medida señalamientos para ambas, para el gobierno actual y para los anteriores mandatarios.
Sheinbaum aseguró y reiteró que durante su gestión en Ciudad de México recibió numerosos reconocimientos por transparencia. Mientras Gálvez y Álvarez Máynez reprocharon que no son de acceso público las contrataciones de los últimos años.
Incluso en el conteo del tiempo que correspondía a cada candidato hubo cierta polémica por imprecisiones. “Hasta la bolsa de tiempo se quiere llevar”, reprochó la postulante de Morena en referencia a que la moderadora asignó a Gálvez en uno de los turnos de palabra un minuto y medio, cuando luego fue corregido y eran 53 segundos.
La opositora fue también objeto de señalamientos por incongruencias en su declaración patrimonial, según aludió Sheinbaum, y por los contratos que recibieron algunas de sus empresas, un argumento que el mandatario López Obrador llevó en numerosas ocasiones meses atrás en sus conferencias matutinas.
Gálvez respondió que es empresaria y “eso no es delito”. Por su parte, la exsenadora opositora le increpó a Sheinbaum si su familia tiene firmas en paraísos fiscales como, según aseguró, consta en la revelación de los Papeles de Panamá. La oficialista dijo que todo es falso y tachó a su rival de “mentirosa”.
El primer careo televisado entre los candidatos se dio a menos de dos meses de los comicios generales del 2 de junio en los que Sheinbaum se perfila como favorita. Se mantiene arriba en las preferencias electorales superando por más de veinte puntos a Gálvez.
Según el politólogo Javier Rosiles Salas, la ventaja que mantiene la candidata oficialista no se vio afectada de ninguna manera tras el debate puesto que Gálvez “no destacó lo suficiente como para redirigir las preferencias electorales".
Rosiles Salas afirmó que el formato “acartonado” del debate y las limitaciones de tiempo impidieron a los candidatos mantener un diálogo más fluido y les restó posibilidades para profundizar sobre sus posiciones y propuestas.
En esa misma línea, Patricio Morelos, profesor en Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico de Monterrey, indicó que la misma estructura del evento lo hizo muy lento y “bastante predecible” y descartó la posibilidad de pueda modificar las tendencias electorales. “Quién más necesitaba de este evento era Xóchitl y creo que en el primero de tres debates no logró el cometido de afectar la candidatura de Claudia Sheinbaum”, agregó.
Los debates electorales se han convertido en las últimas décadas en una práctica cada vez más común que pueden llevar a giros sorpresivos en el resultado de los comicios, tal como ocurrió el año pasado en Ecuador.