Un hombre venezolano “salió a cazar mujeres en el campus de la Universidad de Georgia” a principios de este año y mató a la estudiante de enfermería Laken Riley después de un forcejeo, afirmó una fiscal el viernes. Un abogado defensor señaló que las pruebas son circunstanciales y no demuestran que su cliente sea culpable.
José Ibarra, quien ingresó a Estados Unidos sin autorización hace dos años, está acusado de asesinato y otros delitos relacionados con la muerte de Laken Hope Riley en febrero, un hecho que ayudó a avivar el debate sobre la inmigración durante la campaña presidencial de este año. Ibarra renunció a su derecho a un juicio por jurado, lo cual significa que su caso será escuchado y decidido por el juez de la Corte Superior del condado de Athens-Clarke, H. Patrick Haggard.
La fiscal Sheila Ross le dijo al juez que Ibarra se encontró con Riley, una estudiante de 22 años, del Colegio de Enfermería de la Universidad de Augusta, cuando salió a correr el 22 de febrero.
“Cuando Laken Riley se opuso a un intento de violación, él le golpeó el cráneo repetidamente con una roca”, dijo Ross. Luego añadió que las pruebas mostrarán que Riley “luchó por su vida, por su dignidad”.
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Como resultado de ese forcejeo, trazas del ADN de Ibarra quedaron bajo las uñas de la estudiante, dijo Ross. Riley llamó al 911 y, en un forcejeo por su teléfono, la huella del pulgar de Ibarra quedó en la pantalla, dijo la fiscal.
La evidencia forense es suficiente para probar la culpabilidad de Ibarra, pero las pruebas digitales y de video también mostrarán que Ibarra mató a Riley, aseguró Ross.
El abogado defensor Dustin Kirby calificó las pruebas en el caso de gráficas y perturbadoras, pero dijo que ninguna de ellas demuestra que su cliente mató a Riley.
“Las pruebas en este caso evidencian claramente que Laken Riley fue asesinada”, dijo. “Las pruebas de que José Ibarra mató a Laken Riley son circunstanciales. La evidencia de que alguien tuviera la intención de cometer una agresión sexual o la haya cometido no es más que especulación”.
Ibarra ingresó por la frontera con México hace dos años como parte de la ola masiva de migrantes que han llegado al país solicitando asilo.
El asesinato avivó el debate nacional sobre la inmigración cuando las autoridades federales dijeron que Ibarra había ingresado a Estados Unidos sin autorización en 2022 y que se le permitió quedarse en el país para mientras se procesaba su solicitud migratoria.
Los republicanos, incluido el presidente electo Donald Trump, culparon a las políticas migratorias del presidente demócrata Joe Biden de la muerte de Riley. Mientras hablaba sobre seguridad fronteriza durante su discurso del Estado de la Unión semanas después del asesinato, Biden específicamente citó el caso de Riley.
La madre de Riley, Allyson Phillips, y otros miembros de la familia llenaron la sala del tribunal el viernes. Phillips se cubrió la cara con las manos y lloró en varias ocasiones, sobre todo cuando se mostraron fotos de su hija y cuando escuchó el testimonio de lo que le sucedió.
Ibarra se sentó a la mesa de la defensa, ataviado con una camisa de cuadros, con las manos y los pies encadenados. Llevaba auriculares para escuchar a un intérprete en español y parecía atento, a veces mirando hacia arriba cuando se mostraban fotos o videos y otras veces bajando la mirada hacia su regazo.
Durante su declaración inicial, Ross le presentó al juez una cronología con imágenes de cámaras de seguridad, así como datos del teléfono y del reloj de Riley para reconstruir los últimos momentos de su vida.
Riley salió de casa a las 9:03 a.m. y se dirigió a los senderos boscosos donde solía correr. Los datos de su reloj muestran que a las 9:10 a.m. estaba corriendo a un ritmo rápido cuando ocurrió algo que la hizo “detenerse en seco”, y llamó al 911 a las 9:11 a.m.
Una operadora del 911 respondió pero nadie habló cuando la operadora buscó repetidamente una respuesta, y luego la persona que había hecho la llamada colgó. La operadora devolvió la llamada de inmediato pero nadie respondió.
“Su encuentro con él fue largo. Su lucha con él fue feroz”, aseveró Ross, señalando que los datos del reloj de Riley mostraron que su corazón siguió latiendo hasta las 9:28 a.m.
Ross también reprodujo un video de cámaras de seguridad que muestra a un hombre que la fiscal identificó como Ibarra, a las 9:44 a.m., en un estacionamiento del complejo de departamentos donde vivía. El hombre arrojó algo en un contenedor de reciclaje y luego pareció tirar algo en unos arbustos cercanos. En el contenedor de reciclaje, los agentes encontraron una chaqueta con capucha con sangre que resultó ser de Riley y mechones de cabello largo y oscuro atorados en un botón. En los arbustos encontraron guantes de cocina negros desechables, uno de los cuales tenía un hoyo en la punta del pulgar.
Otro video muestra lo que parece ser el mismo hombre, unos 35 minutos más tarde, con ropa diferente, caminando hacia un contenedor de basura con una bolsa y luego regresando con las manos vacías. Ese contenedor fue vaciado antes de que la policía pudiera revisarlo.
Una de las tres coinquilinas de Riley testificó que se preocupó cuando la estudiante no regresó de correr. Las cuatro amigas usaban una aplicación de celular para rastrear la ubicación de cada una, y Lilly Steiner testificó que se preocupó más cuando vio que el teléfono de Riley mostraba que había permanecido en la misma ubicación durante mucho tiempo.
Riley frecuentemente hablaba por teléfono con su madre mientras corría, y su madre también se preocupó esa mañana cuando su hija no respondió a sus llamadas.
Steiner y otra coinquilina, Sofia Magaña, caminaron hacia el sendero donde la aplicación indicaba que se encontraba Riley. Encontraron lo que creían que era uno de los auriculares de Riley en el sendero y regresaron a casa para llamar a la policía.
El agente Maxwell, uno de los oficales que respondieron, encontró el cuerpo de Riley parcialmente cubierto por hojas, a casi 20 metros (64 pies) del sendero. Aunque le habían subido la camisa y la ropa interior, Ross dijo que no había evidencia de que Riley hubiera sido agredida sexualmente.
Antes de que Ross reprodujera el video de la cámara corporal de Maxwell en la corte, le advirtió a la familia de Riley que se mostraría un video del cadáver de la estudiante. La madre de Riley salió de la sala del tribunal, pero otros miembros de la familia y amigos permanecieron en la sala, y algunos de ellos lloraron o se taparon la cara.
Ibarra está acusado de asesinato con alevosía, asesinato agravado, secuestro, agresión agravada, lesiones graves, obstrucción de una llamada de emergencia, alteración de pruebas y espiar a una persona sin su consentimiento.
La fiscalía afirma que el día en que Riley fue asesinada, Ibarra se asomó a la ventana de un departamento en un edificio de residencias universitarias, lo cual constituye evidencia para imputarle el cargo de espiar a una persona sin su consentimiento.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa. También fue revisada por un editor de TELEMUNDO.