Devotos de la Virgen de Guadalupe le atribuyen milagros y cambios importantes en sus vidas. Esa es la historia de dos angelinos que veían cómo sus vidas se destrozaban, pero aseguran que su fe y la Virgen los salvó.
“¿Cómo no estar agradecido con nuestra madre santísima?”, se pregunta José.
Hace algunos años, la sombra de la muerte quiso oscurecer el hogar de José.
“Ya no me daban esperanza los doctores”, asegura.
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Su hijo Jonathan, “se quería quitar la vida y se apuñaló el pescuezo, al lado del corazón”, dijo.
José y su esposa, acudieron al amparo de la Virgen Morena y lo hicieron a las afueras del hospital donde la vida se le escapaba a su hijo.
“Lloviendo, con frío, no me importaba la gente, yo rezaba el rosario”, recuerda José. “Yo cargaba una imagen de la santísima Virgen, la ponía en la mesa, afuera de la clínica”.
Allí iban todos los días y adornaban la imagen con una flor.
Hasta que una mañana, “la santísima Virgen en mi mente, yo tenía mis ojos cerrados, y me dijo: ‘para de sufrir, tu hijo se va a levantar’”, asegura José.
La Virgen de Guadalupe cumplió con su promesa.
“Ese mismo día, a las 11:30 de la noche, me hablaron los doctores, y no se explicaban, cómo mi hijo se había levantado, con esas mangueras, al baño”, dice José.
Regresa el amor a una familia destrozada
Al igual que José, Laura, fue presa de una pesadilla que la tenía sufriendo en su propio hogar.
“Yo ya no aguanto más”, recuerda Laura.
Su matrimonio se había convertido en su peor verdugo.
“Él se drogaba, se alcoholizaba, nunca estaba en casa, siempre estaba sola con mis hijos”, dice Laura. “Mi familia se destrozaba, mi esposo me gritaba, con maltrato más bien psicológico”.
Laura ya se había rendido, pero fue invitada a un retiro donde pidió una cadena de oración para la Virgen y cuando regresó a casa, “empecé a ver cosas que hacía que yo decía: ‘nunca lo hacía’”.
En ese momento Laura dijo que entendió que “la Virgen de Guadalupe intercedió por mí ante Jesús, y movió el corazón de mi esposo aquí, en lo que yo estuve en el retiro”.
Afirma que el manto de la Morenita del Tepeyac cubrió y cambió el rumbo de su esposo.
“Él dejó las drogas, dejó la cocaína, el alcohol, cigarro, y lo más importante, estuvo en casa”, dice Laura.
El perdón de su marido restauró el corazón de Laura.
“Nos empezó a dar amor”, asegura. “Y ella vino a ese rescate”.
Laura y su familia siguen disfrutando de este nuevo capítulo en su vida desde hace ya seis años.