En medio de negociaciones, se empieza a dilucidar el bosquejo de un acuerdo sobre inmigración y seguridad fronteriza en el Congreso estadounidense, si bien los legisladores han entrado en receso sin revelar detalles del paquete que será clave para desbloquear la ayuda a Ucrania.
Las negociaciones entre la Casa Blanca y senadores clave no se han distanciado de tres áreas principales bajo discusión: endurecer los protocolos para pedir asilo, fortalecer la seguridad fronteriza con más agentes y sistemas tecnológicos y disuadir a los migrantes de hacer la travesía.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado Chuck Schumer y el líder de los republicanos en esa cámara, Mitch McConnell, en una inusual declaración conjunta, dijeron que las negociaciones avanzan. Se reunieron el miércoles para analizar maneras de impulsar la política fronteriza y permitir el paquete de 110,000 millones de dólares en ayuda para Ucrania, Israel y otros temas de seguridad nacional.
“Todos sabemos que hay un problema en la frontera”, dijo Schumer antes del receso legislativo. “Nuestro propósito es, tan pronto como volvamos, lograr algo”. McConnell dijo que las negociaciones “continúan avanzando”.
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Y en momentos en que la ayuda para su país está en juego, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy declaró en su propia conferencia de prensa en Kiev que confía en que “Estados Unidos no nos decepcionará”.
Los senadores dicen que están tratando de garantizar que los migrantes que tengan razones verdaderas para pedir asilo lo puedan hacer, pero que los funcionarios deben poder rechazar rápidamente a quienes no califiquen.
Los críticos dicen que demasiadas personas que inicialmente son aprobadas en su entrevista inicial para obtener asilo al final no lo obtienen. Pero debido a los embotellamientos en los tribunales de inmigración, para cuando la decisión final se toma, muchos de los migrantes ya llevan años en el país por lo que se hace más difícil y costoso deportarlos.
Los senadores y el gobierno del presidente Joe Biden han considerado endurecer el llamado estándar de temor creíble, que es usado en las entrevistas preliminares para determinar si una persona tiene alta probabilidad de ganar un caso ante un juez de inmigración.
Partidarios de los inmigrantes sostienen que el estándar de temor creíble es bajo a propósito, tomando en cuenta que los migrantes al ser entrevistados han huido de condiciones desesperadas, no tienen representación legal y están estremecidos por sus travesías.
Fueron los republicanos los que exigieron negociaciones sobre la frontera, negándose a apoyar la ayuda para Ucrania a menos que Biden acceda a aplicar cambios en el área migratoria.
Si bien Biden inicialmente había propuesto ,4.000 millones de dólares para fortalecer la frontera en el paquete de seguridad nacional, los republicanos dijeron que el dinero no era suficiente.
Quieren que los cambios en la frontera sean consagrados en ley, y algunos de ellos se han hecho eco de Donald Trump, el favorito para obtener la candidatura presidencial del partido, quien mantiene una línea dura en el tema migratorio.
Aun así, es casi seguro que miles de millones de dólares serán parte de cualquier acuerdo.
Los oficiales de la Patrulla Fronteriza están abrumados por la cantidad de migrantes que se entregan pidiendo asilo. Biden había propuesto 3,100 millones de dólares para más agentes fronterizos y más funcionarios de asilo, jueces de inmigración y personal de procesamiento.
Los partidarios dicen que el dinero para el sistema de asilo es crucial para aliviar los retrasos en los tribunales de inmigración y en general para agilizar los procesos.
Biden también ha sugerido 1,200 millones de dólares para oficiales del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza y sistemas de inspección para detectar fentanilo.
Si bien el presidente también propuso dinero para las ciudades que están recibiendo un alto número de migrantes, los republicanos no quieren dárselo a esas ciudades, que en su mayoría son lideradas por demócratas que están tratando de alojar y asistir a los migrantes.
Los senadores, uno tras otro, han salido de las negociaciones con una expresión exasperada y con la misma apreciación: La política migratoria es algo complicado.
“Son millones de decisiones”, explicó el senador republicano James Lankford. “Debajo de cada idea grande hay 100 decisiones que hay que tomar y cada una de ellas es complicada”.
Añadió el senador demócrata Chris Murphy: “Todo está interconectado. Es decir, si oprimes por un lado, sale por el otro. Así que toma tiempo hacer esto bien”.
Uno de los temas más difíciles es cómo disuadir a los migrantes a que emprendan la travesía, particularmente en países que viven turbulencia, crisis económicas y violencia de pandillas.
Los senadores han hablado de maneras de animar a la gente a que pida asilo antes de llegar a la frontera, ya sea en su país de origen o en algún otro país que atraviesen en su camino a Estados Unidos.
El gobierno de Biden lanzó un sistema que anima a la gente a fijar una cita para pedir asilo vía un app del smartphone.
En las negociaciones, la Casa Blanca ha insistido en mantener el sistema mediante el cual se le permite a 30,000 personas de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití por mes entrar a Estados Unidos si tienen un patrocinador financiero y si vienen por avión.
La idea es crear un sistema de asilo más ordenado, eficiente que reduzca el caos en la frontera.
Pero sigue llegando un número sin precedente de migrantes, los cruces ilegales superaron los 10,000 algunos días de diciembre.
Los negociadores se han topado con escollos a la hora de hablar de maneras de aplicar las leyes. Un acuerdo potencial vislumbra fijar un número máximo de cruces fronterizos y una vez que se alcanza esa cifra, se aplicarían medidas más duras.
Bajo ese sistema, si los cruces son demasiados, las autoridades dejarían de recibir solicitudes de asilo en la frontera, permitirían la deportación expedita de migrantes que han ingresado ilegalmente y detendrían a algunos de ellos mientras son entrevistados sobre sus pedidos de asilo.
Los fondos en el paquete irían también a fortalecer la aplicación de normas, incluyendo centros de detención, según una fuente enterada de las negociaciones que habló a condición de permanecer anónima.
Los defensores de los inmigrantes temen que las restricciones nuevas solo empujarán la acumulación de migrantes al sur de la frontera México-Estados Unidos.
“Estamos convirtiendo a México en un punto de partida para migrantes que van hacia el norte”, dijo Dylan Corbett, director de Hope Border Institute, en conferencia con reporteros. “México no tiene la infraestructura para lidiar con esto”.